Editorial ¿Necesitamos 5 bares nuevos dentro del parque?
Proyecto de Ley de bares en los parques
Nuevamente los habitantes de
la Ciudad de Buenos Aires nos
encontramos ante la posibilidad de
la instalación de bares en los parques. La iniciativa es impulsada
por el oficialismo de la ciudad
desde hace ya varios años. Desde
el año 2008 para ser más precisos.
En todo este tiempo nunca pudo
obtener el número necesario para
aprobarla, cosa que pareciera modificarse en esta oportunidad, ya
que aunque no cuenta con los votos propios para llegar a la mayoría, está consiguiendo los favores
de legisladores de otros espacios
políticos.
Muchas Organizaciones No
Gubernamentales, espacios partici-
pativos y espacios políticos se oponen a esta iniciativa.
¿De qué se trata el proyecto
básicamente? ¿Cuál es el concepto
central? Simple. La idea es la de
concesionar (a privados) áreas de
los Espacios Públicos para la oferta
gastronómica a través de bares o
restaurantes, y con la posibilidad
de agregarle un “área de servicio
complementario”. Estos bares ocu-
parían terrenos de los parques. Es
decir que se permitiría modificar la
finalidad de estos espacios públicos dándoles un uso diferente del
que originalmente está previsto
para ellos. Digo, el uso que está
previsto para los parques tanto en
el Código de Planeamiento Urbano
como en la Constitución de la Ciudad misma.
En cuanto al estado parlamentario del mismo hay que tener en
cuenta que es un proyecto que
necesita “doble lectura”. Es decir
que primero debe ser aprobado en
una sesión, luego hacer una audiencia pública y finalmente hacer
otra sesión donde debe volver a
aprobarse, atendiendo a lo que los
vecinos manifestaron en la Au-
diencia Pública. El 7 de noviembre del año pasado se aprobó el
proyecto en primera instancia, el
pasado 19 de marzo se realizó la
Audiencia Pública y resta aún la
nueva sesión parlamentaria. (El
proyecto se aprobó en esas típicas
sesiones express "de entre gallos y
medianoche" a las que nuestro ex
Concejo Deliberante devenido en
Legislatura nos tiene lamentablemente acostumbrados, y nos demuestra que más allá del nombre…nada ha cambiado.)
Como siempre, podremos em-
pezar a verter opiniones de acuer-
do a lo que a uno le gusta o le deja
de gustar o le viene bien. Recuerdo
que cuando estaban construyendo
las subidas y bajadas a la Autopista
25 de mayo sobre los terrenos del
parque, había quienes argumenta-
ban: “pero… ¡me tengo que ir con
el auto hasta la calle Lautaro! ¡Qué
bien me vendrían esos accesos!”
En fin… De la misma manera
podríamos exclamar... ¡Qué lindo
un barcito en la plaza! Veamos.
Parece instalada en cierto sec-
tor de nuestra dirigencia política y
sociedad una falta de conciencia y
valoración a cerca del uso de los
espacios verdes de uso público y
acceso gratuito. Son para ellos,
como baldíos sin uso específico. Y
un sitio donde siempre, se puede
“sacar un manguito” o “hacer algo”, total… ¡Si están vacios! No
hay una conciencia real instalada
acerca de su necesidad ni del por
qué deben estar. Y cierto facilismo
a la hora de tomar decisiones también. Digamos, el cortoplacismo
político. Esto es de larga data, nada
nuevo bajo el sol. Hagamos un
ejercicio de dramatización. En
todos los grandes parques hay
construidas escuelas o centros de
salud. ¿Cómo un gobierno llega en
algún momento de su gestión a
decidir construir dentro de un parque? Bueno, primero habrá estado
la genuina necesidad de,por ejem-
plo, contar con un nuevo centro
educativo. “Necesitamos construir
una escuela “¡Bien! Eso siempre
será aplaudido. “Y, ¿dónde lo
construimos?” (Se habrán pregun-
tado.) “Y…tendríamos que com-
prar un terreno en el barrio que lo
necesita, tirar abajo lo que en él
haya y construirla…pero ¿si tenemos una plaza y no tenemos que
pagar nada, ni demoler nada?
¡Construyámosla ahí!”
Y estamos ante una solución
rápida, que marcará la ciudad por
décadas y que desconoce el valor
del espacio verde, porque si no, no
se explica que se lo vulnere. Todas
estas construcciones quitan espacios verdes y desnaturalizan el uso
del mismo, horadan la finalidad
última y su origen primero. Es
simple, se lo desconoce. Se lo minimiza. Se lo desestima. Miremos
nuestro Parque Chacabuco y lo
entenderemos rápidamente. Y se
vienen los bares…
Además de todo este desconocimiento y falta de valoración, nos
encontramos muchas veces que
son los mismos gobiernos quienes
vulneran las leyes y quienes fuer-
zan su interpretación motivados
por su necesidad política coyuntural. A qué me refiero. La Constitución de la ciudad de Buenos Aires
dice expresamente en su artículo
27: “la Ciudad desarrolla en forma
indelegable una política de planeamiento y gestión del ambiente ur-
bano integrada a las políticas de
desarrollo económico, social y
cultural,….y promueve: La preservación y restauración de los proce-
sos ecológicos esenciales y de los
recursos naturales que son de su
dominio, la protección e incremen-
to de los espacios públicos de ac-
ceso libre y gratuito y la preserva-
ción e incremento de los espacios
verdes…, etc.”
Privatizar áreas, hacer construcciones, todo esto es claramen-
te contrario a la Constitución de la
Ciudad de Buenos Aires, que inte-
ligentemente lo prohíbe. La Cons-
titución es nuestra ley máxima, es
decir, nuestro acuerdo social rec-
tor. Nuestro punto de partida en
común consensuado en una Asamblea Constituyente que exige amplios márgenes acuerdo entre los
distintos sectores que representan
distintas miradas e intereses de
nuestra sociedad. La voluntad de
querer quebrarlo desde un sector
por poseer una circunstancial mayoría parlamentaria, supone en el
fondo un pensamiento autoritario y
egoísta. Es una preocupante falta
de sentido democrático. Los gobiernos no deben forzar interpreta-
ciones de la ley, sino honrar y de-
fender su espíritu. “Pero qué lindo
un barcito en la plaza…”
Ahora, y para ir cerrando, ¿qué
sentido tiene en definitiva instalar
bares en una plaza? ¿En qué beneficia a la ciudad si todos los par-
ques tienen en sus calles límites
bares que ya cumplen dicha fun-
ción? ¿Cuál es el aporte? ¿Por qué
tanta obstinación en probar una ley
que vulnera nuestra constitución y
que no aporta nada nuevo? Voy a
transcribir parte del artículo nro. 12
de la ley que se quiere aprobar,
porque es llamativo:
“Art. 12. – La Autoridad de
Aplicación podrá permisionar a un
mismo permisionario más de un
núcleo de servicio…..Y la Autoridad de Aplicación podrá ejecutar
total o parcialmente obras a su
costa, en los términos del Artículo
8°, al efecto de garantizar el acceso
de estos servicios a la mayor cantidad de usuarios.“
Es decir que la concesión de
todos los bares podría quedar en
muy pocas manos, incluso en una
sola. Y aunque en el artículo 13
dice que “La realización de las
inversiones correspondientes a fin
de la ejecución y puesta en funcionamiento del núcleo, áreas y servi-
cios conexos” está en manos del
permisonario, en el artículo 12 deja
la puerta abierta a que la construcción del Área de servicios la pague
el Estado con dinero de su bolsillo,
bah, con nuestro dinero. (Como
diría Marrone…: CHE!!!)
De aprobarse esta nueva ley,
los parques que se verían afectados
serían el Saavedra, el Centenario,
el Avellaneda, el Sarmiento, el
Lezama, el Tres de Febrero y
nuestro Parque Chacabuco. Cada
uno de estos espacios públicos
podría perder unos 1250 metros
cuadrados de espacio verde de uso
libre y gratuito. El proyecto prevé
la instalación de 5 núcleos de loca-
les de comidas y bebidas en cada
parque. El proyecto de ley es el
1770 del año 12 y fue modificado
en algunas partes. El despacho
actual, el consensuado, es el Des-
pacho 648.
Llevando la situación a nuestro
parque, con tantas intervenciones:
polideportivo, escuelas, autopista,
y teniendo en cuenta que en todos
las adyacencias, Curapaligüe, Eva
Perón, Emilio Mitre y Asamblea
ya existen bares y además, que en
el centro del Parque, bajo la auto-
pista ya hay un bar.
¿Hacen falta 5 bares dentro de
nuestro Parque Chacabuco?
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