Una soleada tarde, el último día de julio de 2001, exactamente a las 14,45 hs. volvió apoyar sus patas en el viejo Parque Chacabuco el recordado y añorado “Puma” –o Yaguareté” según la denominación oficial–, luego de veintisiete años de ausencia.
Ubicado originalmente en los jardines que se abrían a continuación de la fuente luminosa, siguiendo por la entrada de Asamblea y Emilio Mitre –donde hoy se encuentra la fuente rectangular, era ésta la escultura que más atraía a los pequeños, ya que despertaba en su imaginación las voces, los olores y las aventuras de la selva.
1951 |
Nuestro puma, que representa al tigre americano – el mayor de los felinos actuales–, es una figura en bronce, de gran tamaño, obra de Emilio J. Sarniguet, que conserva los rasgos prominentes del animal en sus movimientos y anatomía. Estuvo expuesto a la entrada del Salón Nacional de 1935 y fue adquirido por la Municipalidad ese año. Su emplazamiento en el Parque Chacabuco fue autorizado por decreto del 21 de diciembre de 1937 y fue inaugurado el 16 de febrero de 1938.
Durante más de tres décadas sirvió de cabalgadura a cuanto chiquilín se acercaba al parque. (¿Qué familia arraigada del barrio no conserva una foto así?) Pero en abril de 1974 debió ser llevado a los talleres de la Dirección de Monumentos y Obras de Arte de la Ciudad por haber sufrido un atentado con el cercenamiento de la cabeza, una pata y la cola. Si lo observamos con atención, aún podemos ver sus “cicatrices”.
Un año después fue reubicado en el Jardín Zoológico, donde permaneció, prisionero como los demás huéspedes de ese paseo. Luego de un larguísimo trámite promovido inicialmente por un grupo de vecinos –que generó los decretos 1362/1989 y 2322/1994–, reactivado por la Junta de Estudios Históricos del Barrio Parque Chacabuco –nota del 11 de noviembre de 1999– y lograda su ejecución por el secretario de Medio Ambiente y Recursos Sustentables de la Ciudad, Norberto La Porta –en lo que constituyó su último acto oficial–, nuestro Puma fue devuelto al lugar de donde no debió ser retirado nunca.
Y aquí está, otra vez –en el camino que se abre en la esquina de Emilio Mitre y Asamblea–, para recuerdo de unos, curiosidad de otros y espacio de juego y ensoñación para los más pequeños. En el Jardín Zoológico quedó una réplica de cemento tomada del original.
El mito de que “el puma fue retirado del parque con motivo de la construcción de la autopista” debe ser aclarado y desechado. El hecho ocurrió en la fecha y por las circunstancias arriba mencionadas. Así lo demuestran esta foto (de “Monumentos y obras de arte en el espacio público de la Ciudad de Buenos Aires”, de Carlos María Toto, Leticia Maronese y Carlos Alberto Estévez, CPPHCCBA, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2007) y la fecha del decreto 4342 (23 de julio de 1975) que autorizó el emplazamiento de la obra restaurada en el Jardín Zoológico.
EL ESCULTOR
Emilio J. Sarniguet, nacido en Buenos Aires el 26 de junio de 1887 y muerto en la misma ciudad el último día de febrero de 1943, inició sus estudios en la Academia de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes y los prosiguió en París, pensionado por el Jokey Club de Buenos Aires, en 1907. Concurrió al Salón de los Artistas Franceses, en 1910-1913. Regresó a Buenos Aires y obtuvo el Primer Premio en la Exposición de Artes Decorativas de 1924 y Primer Premio en el Salón Nacional de 1925 con “La comida de las fieras”. Figuró en la exposición “La pintura y la escultura de este siglo, Buenos Aires, 1952-53”. Su “Gaucho resero”, exhibido en 1932 a la entrada del Palacio de Bellas Artes, se encuentra hoy emplazado en Mataderos. Se dedicó con preferencia al género animalista. Si accedió a la figura humana lo hizo con una integración impuesta por algunos temas, cuyo motivo principal es siempre el caballo, elemento éste de su predilección plástica.
Tengo 44 años, y los primeros recuerdos que tengo memoria son arriba de ese puma. Seguramente fines del 73 o principios del 74. Viviamos frente al parque, en el edificio de Emilio Mitre 1212, y todos los dias mis viejos me llevaban a que me subiera en su lomo (aun conservo una foto como esa). Nosotros le llamabamos "el leon" (si, ya se que no es un leon, pero asi le deciamos). Recuerdo que sentia adoracion por el. A mediados de los 70´s nos fuimos de Buenos Aires, Muchos años despues me entristecio saber que lo habian sacado....y hoy me alegro de saber que su historia tuvo final feliz despues de tantos vericuetos. Querido puma yaguarete leon, te mando un gran abrazo desde Ottawa Canada, prometo que cuend vuelva a pasar por Buenos Aires te ire a visitar y conversaremos largo y tendido
ResponderEliminarRecuerdo haber estado montado sobre el puma en mi primera infancia, y lo difícil que me resultaba subir sin ayuda.
ResponderEliminarPocos años después, la escultura nos servía de referencia cuando íbamos ajugar al fútbol en el parque "Nos encontramos en el puma" era la frase invariable.
Ya adulto, visité el zoológico con mis hijos y lo reconocí sin poder creerlo.
Me alegro enormemente de que ese ícono de la niñez de varias generaciones haya vuelto a casa.
yo tengo unos añitos mas que vos.. 69 años, vivi mi infancia en cachimayo 1230 , he subido al lomo frio de ese puma tantas veces como me he asustado al tocar sus colmillos, pero aun asi, lo besaba.Hoy vivo en Londres y aliento a nuestro equipo de Rugby ...Los Pumas !!!espero que aun este en el parque chacabuco cuando pase por Bs As.
ResponderEliminar